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XXIX Domingo |
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XXIX DOMINGO ORDINARIO
(C)10/19/2025
(Consulte el Archivo para ver reflexiones pasadas y futuras.)
Éxodo 17: 8-13; Timoteo 3: 14- 4:2; Lucas 18: 1-8
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29 Domingo (C)
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XXIX Domingo Ordinario (C)
10
/19/2025
Éxodo 17: 8-13; Timoteo 3: 14- 4:2; Lucas 18: 1-8
Éxodo 17: 8-13; Timoteo 3: 14- 4:2; Lucas 18: 1-8
Al escuchar el Evangelio hoy, muchos de nosotros pensamos en nuestras experiencias con la oración. Probablemente recordamos instancias cuando hemos recibido la respuesta querida en nuestras oraciones, pero hay otras instancias cuando parece que hemos rezado en vano. Sin embargo, el mensaje del evangelio es claro- debemos rezar con confianza y persistencia.
Las lecturas hoy señalan algunos aspectos importantes acerca de la oración. En la primera lectura, vemos la necesidad del esfuerzo comunitario. Para asegurar la victoria contra sus enemigos, Moisés tenía que mantenerse en lo alto de la loma, orando a Dios y levantando el bastón de Dios en sus manos. Mientras que se quedó asi, los israelitas ganaron. Pero en poco tiempo, Moisés se cansó; solo no pudo quedarse con los brazos extendidos. El necesitaba la ayuda de Aarón y de Jur. Era solamente con la ayuda de estos compañeros que Moisés pudo ayudar a su pueblo.
En todo el Antiguo Testamento vemos que Dios actúa para el pueblo, como comunidad y no como individuos. Los patriarcas y los profetas están llamados a guiar y apoyar el pueblo. La salvación está ofrecida a la comunidad. También en el Nuevo Testamento, vemos el gran énfasis en el pueblo- Jesús predica al pueblo de Israel y queda desanimado cuando este pueblo querido no quiere aceptar sus palabras. Jesús reclama justicia para los pobres y excluidos de entre los judíos. Su visión es siempre a favor de la comunidad.
Es un mensaje importante para nosotros hoy. Vivimos en una sociedad individualista y confiada en la importancia del individuo. Pero la santidad no se consigue solo. Somos parte de una comunidad, parte de una familia, parte de una iglesia, y es solamente dentro de esta realidad que podemos vivir como verdaderos seguidores de Cristo. Por más que queremos aparecer fuerte y confiados en Dios, necesitamos la ayuda de otros. Cuando tenemos una carga fuerte, tenemos que humillarnos y pedir ayuda para soportarla. Y en otros momentos, somos como Aarón y Jur, llamados a ayudar a otros en su necesidad. Dios nos invita a experimentar la colaboración de la comunidad.
La bella lectura del Evangelio nos enseña la necesidad de seguir persistente en la oración. La viuda sufre de varias condiciones. En primer lugar, es una mujer sin derechos. En segundo lugar, es una viuda sin pariente masculino para protegerla, y entonces, no tiene protección legal. Y, en tercer lugar, el juez es perezoso y no actúa con rectitud. Entonces, casi sin esperanza, ella se defiende y sigue con determinación de ganar. Ella es un ejemplo de los que batallan contra los sistemas de opresión y exclusión. Y la parábola nos indica que Dios, al final de cuenta, ofrece su justicia a los oprimidos.
Esto también es importante en nuestro tiempo. Hay tantos y tantos sistemas injustos que opriman a los pobres y marginados. Podemos pensar en los niños que no pueden tener acceso a una buena educación; a los recién llegados que no pueden conseguir un trabajo con sueldo justo; a las mujeres que no pueden pagar la renta con el poco dinero que ganan; a los enfermos que no tienen seguro medico. Como la viuda del Evangelio, tenemos que levantar la voz y seguir reclamando, aunque parezca que no hay esperanza.
Aunque no vemos siempre el éxito cuando pedimos algo en oración, tenemos que seguir rezando confiados de que Dios está a nuestro lado. Debemos vivir con un corazón abierto a la presencia de Dios, con la fe de que nuestro bautismo nos incorpora en su vida y su poder.
Sr.
Kathleen Maire OSF <KathleenEMaire@gmail.com>(Las últimas siempre aparecen primero).
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