Solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo / 2023 Lecturas: Ezequiel 34, 11-12. 15-17 / Salmo 22 / 1 Cor 15, 20-26. 28 / Mateo 25, 31-46
Junto con el pueblo de Israel, los fariseos esperaron y en verdad anticiparon la venida del Reino de Dios o sea el Reino de los Cielos y anhelaron ser un pueblo unido bajo un rey poderoso y sabio como los reyes David y su Salomón. El sentido de anticipación subió mucho durante el tiempo de Jesús. En el capítulo decimoséptimo del evangelio según san Lucas, vemos un buen ejemplo:
Los fariseos le preguntaron cuándo llegará el Reino de Dios. Él les respondió: «El Reino de Dios no viene ostensiblemente, y no se podrá decir: «Está aquí» o «Está allí». Porque el Reino de Dios está entre ustedes» (Lucas 17, 20-21). https://www.vatican.va/archive/ESL0506/__PVZ.HTM
Parece que los fariseos y muchas personas se equivocaron en su manera de pensar sobre el Reino de Dios y la categoría de rey que Dios les había de enviar como su ungido para guiar el pueblo de Israel. Con semejante trasfondo social y religioso, no viene como una sorpresa que los fariseos y el pueblo de Israel no reconocía el rey, Jesucristo, el Hijo de Dios, cuando estaba entre ellos durante su estía en la tierra.
De igual manera, muchos cristianos a lo largo de la historia habían perdido la vista del sentido verdadero del Reino de Dios. Perder la vista del significado del Reino provoca la pregunta: ¿Será que estamos conscientes de la presencia del Rey, Jesucristo en nuestro medio y en nuestros tiempos?
Hoy celebramos la solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo. La lectura del evangelio tomada del capítulo vigésimo quinto de san Mateo es reconocida como la parábola, “El juicio de las naciones.” Es una fuerte acusación de la falta de caridad en el corazón de muchas personas y sociedades. No solamente se refiere claramente al “Hijo del hombre” y al “Rey”, sino también es muy claro que el “Rey” se hace presente en los “hermanos más pequeños”.
Siempre me ha llamado la atención el final de la lectura donde Jesús dice:
Estos, a su vez, le preguntarán: "Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, de paso o desnudo, enfermo o preso, y no te hemos socorrido?". Y él les responderá: "Les aseguro que cada vez que no lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, tampoco lo hicieron conmigo" (Mt 25, 44-45). https://www.vatican.va/archive/ESL0506/__PUZ.HTM
Los que se descuidan del deber de amar y servir a los más pequeños y los que no reconocen la presencia del “Señor” en ellos, aparentemente sin haberlos rechazado intencionalmente, parecen culpables de la ignorancia y del pecado de omisión.
No obstante, el no haber reconocido la presencia de Jesucristo en los más pequeños en nuestro entorno, especialmente los que sufren y pasan desapercibidos, es más que simplemente olvidar o descuidar de la vista, es haber faltado el amor al prójimo, haber negado amar, el pecado de omisión más grave.
Con la mirada puesta hacia el tiempo del adviento y la celebración de la Navidad de Jesucristo, ojalá que seamos más conscientes de los más excluidos y todas las personas vistas por el mundo como los más pequeños y conscientes de la presencia de Cristo en ellos y que nos reconozcamos también como necesitados de su misericordia.
Ojala que seamos más agradecidos por las bendiciones de Dios en especial las oportunidades de servirlo en los más pequeños de nuestros hermanos.
Paz y bien, P. fray Charles Johnson, O.P.
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